El tequina
EL TEQUINA
La palabra tequina quería decir maestro, y no solo se refería al maestro espiritual que se comunicaba con el tuyra, sino que se usaba para referirse a cualquier persona que tuviera una habilidad o experticia en algún arte.
De este nombre tequina se hace mucha diferencia; porque a cualquiera que es más hábil y experto en algún arte, así como en ser mejor montero o pescador, o hacer mejor una red o una canoa.
Fernández de Oviedo, cronista.
Según las interpretaciones de los españoles el tuyra era el diablo. Posiblemente se trataba de un dios muy importante en la provincia de Cueva.
Había aquí algunos participantes que se hacían maestros; les llamaban Tequina que les decían que hablaban con el diablo, al cual llamaban en su lengua Tuyra, y éste (tequina) tenía una choza muy pequeña sin puerta, y por arriba sin ninguna cobija (tejado), y éste se metía allí de noche y hacía que hablaba con el diablo.
Pascual de Andagoya , cronista.
Figura con armadura
FIGURA CON ARMADURA
Fragmento de figura antropomorfa. Posiblemente representa a un alto dignatario con una ostentosa armadura —casco, hombreras y peto finamente decorados, elementos de defensa que eran hechos de oro o de algodón grueso—, una nariguera, un collar y grandes aretes.
(Río Ciego. San Francisco, Acandí, Chocó, Colombia. Aproximadamente 1.000 d.C.)
Figura pintura corporal
FIGURA PINTURA CORPORAL
Figura antropomorfa con incisiones que representan pintura corporal en los párpados, en la barbilla y en el cuello. Bajo la nariz tiene una línea grabada que posiblemente sea el cordón que sostenía un tocado, aparentemente hecho de plumas cosidas a una banda de tela. La figura tiene grandes perforaciones para aretes en las orejas y dos agujeros en la espalda, en los que se insertaba una cuerda para colgarla del cuello. Se trata probablemente de un alto dignatario.
La pieza fue hallada en recolección superficial del corte J, en el que se reconocieron los restos del empedrado de una calle de la ciudad, la más occidental hacia el brazo del río Darién, en el 2017.
(Santa María de la Antigua del Darién, Unguía, Chocó, Colombia. 1400-1524 d.C.)
Entierros en la población de habla cueva
ENTIERROS EN LA POBLACIÓN DE HABLA CUEVA
Figura antropomorfa con incisiones que representan pintura corporal en los párpados, en la barbilla y en el cuello. Bajo la nariz tiene una línea grabada que posiblemente sea el cordón que sostenía un tocado, aparentemente hecho de plumas cosidas a una banda de tela. La figura tiene grandes perforaciones para aretes en las orejas y dos agujeros en la espalda, en los que se insertaba una cuerda para colgarla del cuello. Se trata probablemente de un alto dignatario.
La pieza fue hallada en recolección superficial del corte J, en el que se reconocieron los restos del empedrado de una calle de la ciudad, la más occidental hacia el brazo del río Darién, en el 2017.
(Santa María de la Antigua del Darién, Unguía, Chocó, Colombia. 1400-1524 d.C.)
Olla mujer sentada
OLLA MUJER SENTADA
Olla modelada con forma de mujer sentada sobre sus rodillas. Lleva en su cara una nariguera y una decoración corporal que cubre todo su cuerpo. Su postura transmite poder y confianza, con una solemne exhibición de su sexualidad. El abultamiento en la espalda puede interpretarse como una bolsa ritual en la que las viudas llevaban, durante al menos un año, los restos de sus parejas fallecidas —ritual funerario descrito en el siglo XVII en la costa atlántica de Nicaragua.
Esta pieza fue encontrada en el 2019 como parte de un importante ajuar funerario. La tumba fue parcialmente saqueada en la época colonial, durante el período de existencia de la ciudad española (1510-1524).
(Santa María de la Antigua del Darién, Unguía, Chocó, Colombia. 1100 – 1400 d.C.)
Olla mujer sombrero
OLLA MUJER SOMBRERO
Las poblaciones de habla cueva no utilizaban la escritura, pero la tradición oral era muy importante. La forma de tradición oral que describen las fuentes históricas era llamada areyto y se trataba de transmitir a las nuevas generaciones a través de cantos la manera en que sus antepasados murieron y las hazañas que realizaron en vida, así como de la forma en que morían algunos en guerra y no se les podía hacer ceremonia.
Bartolomé De Las Casas cuenta que después de llegar los españoles a sus tierras, en los areytos también se cantaban las desgracias de esta invasión:
Lo que en sus cantares pronunciaban era recontar los hechos y riquezas y señoríos y paz y gobierno de sus pasados, la vida que tenían antes que viniesen los christianos, la venida dellos y cómo en sus tierras violentamente entraron, cómo les toman las mujeres y los hijos después de roballos cuanto oro y bienes de sus padres heredaron y con sus propios trabajos allegaron; otros cantan la velocidad y violencia y ferocidad de los caballos; otros la braveza y crueldad de los perros, que en un credo los desgarran y hacen pedazos, y no menos el feroz denuedo y esfuerzo de los christianos, pues siendo tan pocos, a tantas multitudes de gentes vencen, siguen y matan; finalmente, toda materia que a ellos es triste y amarga la encarecen allí, representando sus miserias y calamidades (Las Casas 1992, 1489).
El areyto
EL AREYTO
Las poblaciones de habla cueva no utilizaban la escritura, pero la tradición oral era muy importante. La forma de tradición oral que describen las fuentes históricas era llamada areyto y se trataba de transmitir a las nuevas generaciones a través de cantos la manera en que sus antepasados murieron y las hazañas que realizaron en vida, así como de la forma en que morían algunos en guerra y no se les podía hacer ceremonia.
Bartolomé De Las Casas cuenta que después de llegar los españoles a sus tierras, en los areytos también se cantaban las desgracias de esta invasión:
Lo que en sus cantares pronunciaban era recontar los hechos y riquezas y señoríos y paz y gobierno de sus pasados, la vida que tenían antes que viniesen los christianos, la venida dellos y cómo en sus tierras violentamente entraron, cómo les toman las mujeres y los hijos después de roballos cuanto oro y bienes de sus padres heredaron y con sus propios trabajos allegaron; otros cantan la velocidad y violencia y ferocidad de los caballos; otros la braveza y crueldad de los perros, que en un credo los desgarran y hacen pedazos, y no menos el feroz denuedo y esfuerzo de los christianos, pues siendo tan pocos, a tantas multitudes de gentes vencen, siguen y matan; finalmente, toda materia que a ellos es triste y amarga la encarecen allí, representando sus miserias y calamidades (Las Casas 1992, 1489).