En los mapas españoles del siglo XVIII, creados con la intención de controlar las poblaciones nativas consideradas como enemigas de la corona, se ubican los principales poblados gunas y la extensa red de caminos que los conectaba. Estos mapas revelan la vastedad de su territorio en aquel período, que abarcaba desde el lado oriental del Golfo de Urabá hasta la punta de San Blas en la costa atlántica, y toda la región central de la serranía del Darién hasta el río Tuyra.